jueves, 11 de enero de 2007

UN SUEÑO INCONCLUSO.



Por los caminos de un caserío; pescando sueños y viviendo dramáticas realidades. Un día me encontré con una humilde mujer, estaba sentada a las puertas de su casa amamantando a una criatura de pocos meses de nacida. Observé que de sus senos brotaba sangre en lugar de leche; los labios de la niña estaban impregnados de sangre. Inmediatamente le pregunté:
_¿Señora, por qué de sus senos en lugar de leche sale sangre?
_Es lo único que tengo para darle, estoy mal alimentada y además tengo leucemia.
_ Y… ¿dónde está el padre de la criatura?
Ella con una voz entrecortada y tímida me responde:
_Señor, solamente lo vi una vez. Me dirigía a la ciudad a hacerme unos exámenes, donde me determinaron la enfermedad que tengo. El se ofreció a llevarme al hospital. En el camino me enamoró y me pidió estar con él. El recuerdo de sus palabras bonitas y esta niña es lo único que de él guardo. Todos los días me levanto y me siento aquí a mirar a todos los que pasan frente a mi casa y nunca más he podido ver al hombre que me embarazó.
_Señora usted qué ha hecho y a dónde ha ido a buscar ayuda para que su hija no se muera?
_Pues, mire señor, el lunes de la semana pasada muy temprano me levanté y fui al hospital a buscar al doctor del pueblo, pues el día domingo en la noche, mi niña parecía que se moría. Caminé más de una hora para llegar donde el médico, esperé varias horas para que me atendieran, parecía invisible para la enfermera que me miraba con desprecio.
Al final el médico me atendió y se alteró por el estado de desnutrición de la niña, le recetó medicinas que yo no podía comprar, se las pedí y me dijo que los hospitales no son instituciones caritativas. Con voz gritona me dijo:
_Me gradué de médico pero no soy ni la Madre Teresa ni José Gregorio Hernández. Usted lo que tiene que resolver; busque al hombre a quien sin pensarlo se le entregó!. Ese no es mi problema señora, le recomiendo que vaya donde el cura del pueblo que ellos deben saber lo que es hacer la caridad y multiplicar los panes como Jesús.
Inmediatamente fui donde el cura, quien al verme llegar me pregunta:
_ Señora qué la trae por acá, piensa bautizar su hija?
_ No padre vengo a buscar comida y medicina para mí y para mi niña.
Señora!, ¿quién le dijo que yo reparto comida?
_Padre el médico del pueblo me dijo que usted era muy generoso y me podía ayudar en este momento.
_Y dónde está el papá de la niña?
_Padre yo no lo he vuelto a ver!
¡ Claro! Ustedes no saben dónde están los padres de sus hijos y los demás deben resolverle los problemas!
_Padre, … ¡yo! … ¡Yo sólo vine a ver si usted me puede ayudar porque mi hija anoche se vio muy mal!
¡Señora! yo no le puedo dar absolutamente nada porque el gobierno que tenemos nos ha quitado la ayuda social. La iglesia sólo ofrece ayuda espiritual, nuestro trabajo es preparar a las almas aquí en la tierra para la otra vida. Lo único que le puedo ofrecer es alguna misa o el bautizo de la niña sin cobrarle, pues, …!Yo me he preparado para enviar a los fieles a la otra vida y que allá no tengan problemas. Le recomiendo, se dirija a la Alcaldía y les pida ayuda, ellos sí tienen recursos.
Fui a la Alcaldía. Después de esperar y esperar que me atendiera el Alcalde, me dijeron que entrara y que sólo tenía cinco minutos para hablarle.
_Señora qué la trae por acá?
_Señor Alcalde, el padre de la iglesia me envió para que usted me atendiera. Esta niña necesita comida y medicina. Y…. Vengo para que usted me ayude para que mi niña no muera por desnutrición!.
_Señora!, Responde el Alcalde, yo no tengo absolutamente nada para darle. Los pocos recursos que tenemos son para tapar huecos en las calles, pintar las aceras con los colores de la bandera nacional… Y.. como no estamos en campaña todavía; pues, no le puedo ofrecer nada por el momento, pero cuente conmigo, que yo la tendré en cuenta para hacerle promesas en mi campaña y con esa esperanza puede usted vivir mientras tanto.
Después de tanto ir y venir me vine a mi casita sin lograr nada!.

Aquel relato, me partió el alma. No tenía mucho que darle, Así que, le brindé un rato para conversar y el ánimo para seguir intentándolo. Le prometí visitarla en unos días.

A los quince días volví y allí estaba sentada en la puerta de su casa, sólo que esta vez, no llevaba a la niña en sus brazos.
_Señora, dónde está su pequeña? Le pregunté
Llorando me dijo:
_ Mi niña, mi niña está muerta y enterrada!
Después de un largo suspiro continuó diciendo:
_Aquella mañana no lloró, no vi sus ojos hondos, ni su sonrisa triste apagada por el hambre. Estaba quietecita, se entregó al otro mundo, se llevó mi alma con ella, voló con nuestras penas, y yo la acompañaré muy pronto.
Me levanté, salí a la calle, tomé de la acera algunas cajas de cartón y allí coloqué a mi pequeña bebé. La llevé al cementerio y como nombre le puse VENEZUELA.
Allí han quedado mis sueños y mis esperanzas, nació de una ilusión y luchó por vivir ante tanta indiferencia, apatía y desidia, pisoteada por las instituciones y desangrada por los políticos.

Allí está mi Venezuela muerta y enterrada!

_ Y … la Venezuela de Ustedes cómo anda?

2 comentarios:

Nilda J. Sarmiento J. dijo...

SALUDOS PESCADOR DE SUEÑOS.
LA VENEZUELA DE TODOS, PORQUE "AHORA ES DE TODOS" ESPERA NO MORIR COMO LA DE TU CUENTO, TRABAJAREMOS DURO Y LA DEFENDEREMOS DE LOS FALSOS PROFETAS. UN DÍA COMO EL AVE FENIX SE LEVANTARÁ Y SENTIREMOS LA EMOCIÓN DE HABER PARTICIPADO EN SU CONSTRUCCIÓN, EN FORJAR EL CAMINO DE LA ESPERANZA Y LA LUCHA POR UNA PATRIA UNIDA, LIBRE Y DEMOCRÁTICA.

UN ABRAZO.

Gerardo Omaña Márquez dijo...

No quiero patria desierta, no quiero patria en la sombra, ni quiero patria con tedio que no contenga memoria.

Mi patria debe ser justa, mi patria debe ser clara, muy clara como mi cielo, muy clara como el cristal, muy clara, clarita clara, como el canto del turpial.
Quiero rescatar mi patria del subsuelo en que se anida;
Que sea la voz de mi llano; extenso, largo y tendido,
Que resuene en el bramido, que deslumbre en los maizales,
Que en la noche los cocuyos sean lumbre de soledades,
Que se escuchen sus maracas, sus joropos y timbales,
Que su tierra sea fecunda así como Dios la ha dado, para que de ella se brote la espiga tras el arado.

Quiero rescatar mi patria; la quiero grande y hermosa como siempre fue soñada.
La quiero sobre los hombros de la simiente triunfal,
sobre los niños dormidos en el campo de lo irreal,
sobre el mendigo que arrastra su pena de mendigar,
Sobre el taladro que empuja para que pueda brotar, la riqueza aprovechada de lo nuestro sin bozal.

La quiero así; Pletórica de ganas y de cantos, de impaciencias, de trillas y sin llantos,
de verdes vegas colmadas por el pasto, donde se rumien las vacas, los becerros y quebrantos; Los cantos de ordeñadores y recuerdos del mastranto.

La quiero así; Pujante.
con furias del Orinoco, con estrellas en la frente,
con crisoles de su raza, con ovejas, con melaza,
con fríos cordilleranos de paisajes y escarlata
y con su cóndor en vuelo que planeando vaya viendo como crece y arrebata.

La quiero así; Fraterna, unida en un solo canto,
como un diamante de América dando brillo , dando ejemplo,
con vastedad de abrazos, de clamor continental,
marchando a todo galope como potro en vendaval,
como una lanza bravía, como una marcha triunfal.

¡Salgo del sueño y agrando mi universo!
Salgo del sueño cargado de banderas,
banderas de agua bendita, banderas de turupial,
de madre selvas que gritan cuando me pongo a soñar
banderas de niños pobres, de mendigos sin el pan,
de labriegos sin cosechas, de industriales sin afán.

Ya el viento viene por las costas viendo sudor de canastos,
bueyes de arado en montañas con su niebla y con su canto,
viendo llanos, viendo mar, viendo miseria y quebranto.
Si no sembramos banderas, quien nos va a secar el llanto?