“Ojo por ojo terminará haciendo que todo el mundo sea ciego”
(Mahatma Gandhi)
En estos tiempos de tantas guerras de toda naturaleza y donde una filosofía materialista, hedonista, pragmática, positivista y unidimensional nos ha venido causando daños irresponsables a la especie humana. Les invito en esta lectura a mirarnos por unos minutos sobre cómo se encuentran las relaciones con nuestros(as) enemigos(as).
Es necesario empezar a entrenarnos en la pedagogía de la tolerancia para así cambiar los mapas mentales frente a aquellas personas que en algún momento de nuestras vidas nos han causado algún daño.
En la actualidad el mundo de la sicología y el enfoque de la salud desde la perspectiva holística, nos insisten en cómo gerenciar algunos sentimientos que pudieran afectar a nuestro organismo como son entre otros: el odio, el rencor, la ira, la envidia, el resentimiento y el no perdonar en todos los sentidos.
Se sugiere llenarnos de mucha paciencia y tolerancia para poder convivir como verdaderos seres humanos donde aumentemos la endorfina y no la adrenalina.
Podemos seguir estas sabias frases:
“Oísteis que fue dicho amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo. Amad a vuestros enemigos; bendecid a los que maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro padre que está en los cielos; que hace salir el sol sobre malos y buenos y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman ¿Qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y i saludáis a vuestros hermanos solamente ¿Qué hacéis de más? ¿No hacen así también los gentiles? Sed pues, vosotros perfectos como vuestro padre que está en los cielos, es perfecto” Mat 5, Vers 38-48.
“Triste cosa es no tener amigos pero mucho más triste es no tener enemigos. Porque quien enemigos no tiene señal es de que no posee: Ni talento que haga sombra, Ni caridad que sobresalga, Ni honra que le murmuren, Ni bienes que le codicien, Ni cosa buena que le envidien. (José Martí)
“Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo” César Vallejo.